domingo, 4 de enero de 2009

Mi Sueño


Me hallaba a la vera del río Miño, disfrutando plácidamente de
una espléndida mañana de primavera, cuando de pronto, siento
como todo a mi alrededor comienza a dar vueltas hasta llegar a
marearme. Cuando creo despertarme, mi mente se ilumina
haciéndome consciente de la transformación que allí se producía.
Aún cuando el lugar era el mismo, desde ese instante lo veía
completamente distinto: los edificios, los coches… habían
desaparecido, dando paso a unas pequeñas casas construidas
con mucho estilo.
Por doquier surgían frondosos árboles frutales, cuya fruta se
me antojaba muy sabrosa y saludable. En tan bellísimo paisaje
abundaban diversas plantas exóticas y medicinales.
Alzando mis ojos al cielo, observé atónita unos pequeñísimos
aparatos en forma de bólidos que navegaban sobre el espacio
aéreo, para aterrizar ordenadamente en diversos aparcamientos
diseñados especialmente para ellos.
Me disponía a caminar por un estrecho sendero, cuando un
venerable anciano me salió al paso. Su semblante sereno y su
gesto pausado me impresionaron muy gratamente. Éste,
esbozando una amplia sonrisa, dijo al verme sorprendida:
“No temas, vengo a darte la bienvenida a ésta época tranquila y
pacifista, en donde reinan la paz y la armonía. Antiguamente
existía una vorágine de violencia generada por el egoísmo y la
ambición desmedida de una gran parte de sus habitantes, cuyas
consecuencias funestas y desagradables hicieron proliferar
toda clase de males. Entre tanto desagravio surgieron líderes
y sabios sacerdotes de diversas religiones, alertando del
peligro inminente que les estaba acechando. Poco a poco, la
gente logró concienciarse, terminando por respetarse
mutuamente. Congratulándose con la naturaleza limpiaron por
completo el planeta, llegando a disfrutar de una paz duradera.”
Cuando voy decidida a contestarle, desaparece de mi vista tan
extraño personaje. En ese preciso instante, despierto convencida
de que este sueño tan idealista puede hacerse realidad algún día